E. Vestido. [RB 55]
27. Vestido exterior
"Las prendas de vestir se darán a los hermanos según las condiciones y el clima de los lugares donde viven" (RB 55, 1). Los vestidos que se den a los hermanos serán apropiados a las necesidades, y así se evitará la murmuración; en lugares muy fríos, que requieren el uso de ropa cálida, forros de piel de cordero, y túnica con cuello de piel encontrarán sin duda la aprobación del Juan celestial, aunque podría parecer que fuera una superficialidad para el vestido del monje. Por eso se apresura a decir: "Creemos, con todo, que en lugares templados son suficientes para los monjes una cogulla y una túnica para cada uno" (RB 55, 4). La cogulla será amplia, y larga, hasta los tobillos; las mangas no excesivamente largas, para que, al extender los brazos, no queden las manos ocultas. Tendrán dos aberturas en los costados, y la capucha va unida a ella, siendo ésta un signo relevante del monje que, cuando la lleva puesta, significa que no quiere mirar al mundo, ni hacia la izquierda, ni hacia la derecha. Tendrán también una túnica de lana, algo menos amplia que la cogulla, excepto en la parte de abajo, y que cubra los pies. Las mangas, ni excesivamente amplias, ni estrechas, llegarán hasta las manos. Tendrán también una abertura en cada uno de los dos lados. La túnica no tiene capucha.
COMENTARIO DEL TRADUCTOR
27. En lo relativo al vestido, la discreción tendrá en cuenta el clima y la situación del monasterio, mostrando preferencia en que los monjes tengan poca ropa, pero apropiada. La descripción del vestido es a veces oscura, y su edificante interpretación de la capucha la repite en su Carta 51 -en respuesta la prior de Eberbach- en la cual trata también del significado de la cogulla.
28. Ropa interior
"El abad se interesará por la medida de los vestidos, para que no sean cortos, sino a la medida de quienes los usan" (RB 55, 8). Evidentemente no quiere que los lleven cortos, como pueden hacer algunos seglares, sino que deben llevar las ropas hasta los tobillos, pues como no usan ropa interior en el monasterio, y de ahí que se diga: "Los que salen de viaje se proveerán de calzones en la ropería, y que devolverán, después de lavarlos, al regresar (RB 55, 13). De aquí se deduce que los monjes que vivían en el monasterio no los usaban sino cuando salían de él. La mayoría de la gente hacía lo mismo en aquel tiempo; era esa la costumbre, y a la vez un signo de sencillez y de humildad. San Benito, como los padres espirituales de su tiempo, no permitían a sus discípulos el uso de ropa interior mientras estuvieran en el interior del monasterio, pero los daba a quienes salían, bien fuera a caballo o a pie, como signo de castidad, decencia varonil y respeto humano. Pero ahora, en nuestros tiempos, a causa de la costumbre generalizada entre los hombres, no desagrada a Dios que los monjes usen ropa interior evitando la desnudez que pudiera incitar a los pecados de la carne, lo que sería un sacrilegio.
COMENTARIO DEL TRADUCTOR
28. Aquí da dos razones de su interpretación de la ropa o vestido interior: la costumbre y el decoro. No era desde luego de uso común en tiempos de San Benito; pero él recomendaba el uso de ropa interior por causa del decoro. En tiempos de Hildegarda se usaba normalmente, y ella recomienda su uso dentro y fuera del monasterio, especialmente, dice, para evitar sensaciones carnales. En Ex 15 había escrito que se usara ropa interior para dormir.
29. Los lechos
"Para el aderezo de las camas bastará una estera, una colcha, una manta y una almohada" (RB 55, 15). La almohada se hace de tela basta; o de cañamazo, como un saco, y se rellena de algo apropiado para la cama, colocándola sobre la estera que el monje tiene extendida sobre el lecho. [En esa misma frase] dice que deberán tener una colcha ligera "de lana, que extenderán sobre la cama durante el día por decoro, y con la cual pueden cubrirse durante la noche, si así lo desean". Después sigue diciendo: "... Dará el abad todas las cosas necesarias" (RB 55, 18), mencionando el ceñidor que se pone sobre la túnica, para evitar que se deslice, dado que duermen sin otra ropa; y escarpines, que con las sandalias complementan el calzado; un pañuelo, o tela de lino con la cual los monjes limpiaban el sudor en el trabajo.
COMENTARIO DEL TRADUCTOR
29. El tema de la cama lo trata en Ex 15, pero al hablar de nuevo de esto también San Benito, ella sigue la misma línea. Su interpretación de la ropa de cama que describe la Regla es interesante y razonable, aunque puede ser también cuestionable. El lecho, la estera, la manta y la colcha, son similares al equipo actual usado en una excursión al campo o a la montaña...