B. Tareas comunitarias y cuidado de quienes tienen necesidades especiales
17. El Cillerero [RB 31]
Habla así del cillerero del monasterio: "Proporcione a los hermanos la ración establecida, sin altivez ni retraso, para que no se escandalicen, acordándose de la palabra divina acerca de lo que se merece 'el que hubiere escandalizado a uno de mis pequeños '"(RB 31, 16); no se establece una predeterminada medida, y se dará sin altivez u orgullo [typo] ni dilación o retraso. En la palabra typo el ti es "para tí", y "en" po, es decir, poder. El cillerero no podrá, por lo tanto, decirse a sí mismo: "Tienes el poder de dar y de negar cuando lo desees", de suerte que podría dar más y mejor alimento a quien le pareciese, y menos y peor al que quisiere. Así pueden obrar los mundanos en la administración de sus señores, ganándose de ese modo su aprecio, pero el cillerero no se arroga semejante poder cuando da mayor porción al que necesita, que dando menos al que tiene menos necesidad. Ni se retrasará en dar lo que debe dar.
COMENTARIO DEL TRADUCTOR
17. El comentario sobre el trabajo del cillerero está cuidadosamente pensado. Él tiene que suministrar (1) la porción adjudicada (2) sin favoritismo (3) y sin dilación. Dar más a uno que necesita más no quiere decir que el cillerero se exceda en la distribución ni que muestre favoritismo. Tuphos (orgullo, vanidad) es un término usado frecuentemente por los escritores cristianos griegos y se encuentra ocasionalmente en San Agustín.24 Aunque la etimología que describe es falsa -pues el significado original de la palabra es "humo"-puede decirse que ha captado perfectamente el significado de la palabra: tuphos es precisamente lo opuesto a humildad.
Hildegarda une lo que dice San Benito que puede tomar el lector antes de la comida (RB 38) y lo referente a los servidores de cocina (RB 35), para que puedan desempeñar bien su trabajo. Al permitir que el lector beba antes de la comida del mediodía podría querer que la boca quedase limpia, de manera que al leer en voz alta no fuera a escupir algo del vino y pan eucarísticos; pero Hildegarda no advierte aquí este posible motivo de San Benito (ver Ex20), sino que parece equiparar mistum = prandium (comida del mediodía) a pan y bebida (panem potui intictum), igual a tomar una pequeña porción (pffaé), que puede muy bien ser pan mezclado con vino. Es muy posible que se refiera al prandium (comida del mediodía), en oposición con hora refectionis (hora de comer), y el resto, en oposición a mistum.
18. Servicio de cocina [RB 35]
"El que va a salir de semana, hará limpieza el sábado" (RB 3, 7); quitará las manchas cuando sea necesario, y el polvo, con escobillas, "y, tanto el que sale como el que entra, lavará los pies a todos" (RB 35, 9). Con esto se refiere al mandatum. También dice: "Los semaneros, antes de la única comida, tomarán un vaso de vino con pan, además de la ración normal" (RB 35,12=38.10). Se trata concretamente de un poquitín de pan mojado en vino. Y después dice que una vez que el que sale ha recibido la bendición, hará lo mismo el que entra (RB 35, 17-18), con una oración apropiada.
19. Cuidado de los enfermos, jóvenes y ancianos [RB 36-37]
Asimismo, se permitirá a los enfermos muy débiles que coman carne (RB 36, 9); quiere hacer entender que no excluye ninguna carne que los hombres normalmente comen, por eso distingue entre cuadrúpedos y aves. Y añade en el mismo lugar de su regla: "Pero cuando se encuentren mejor, todos se abstendrán de carne, como es costumbre". Aquí se refiere a los cuadrúpedos, que suelen tomar los enfermos, con su salsa, cosa que no hacen los que están sanos, comiendo carne de ave, que es pura, y no induce a quien la toma27 a deseos perniciosos. Y en el capítulo 37,3 dice "que se tendrá con ellos una benévola condescendencia, y anticiparán las comidas a las horas regulares", es decir, antes de las horas señaladas en la Regla. Los ancianos y los niños comerán antes que los otros, con más frecuencia, y mejores alimentos.
COMENTARIO DEL TRADUCTOR
19. Hildegarda interpreta las referencias de San Benito a la carne, a la luz de la RB 39,11, donde prohíbe a los sanos comer carne de cuadrúpedos (carnium cuadrupedum, ver Ex 21). Y cree que la carne roja es más favorecedora para fomentar inclinaciones sexuales que la carne de aves.27
20. El lector de mesa [RB 38]
"Y así, recibida la bendición, empezará el oficio de lector" (cf. RB 38, 4), con oración de bendición. "Y nadie tenga allí el atrevimiento de preguntar nada sobre la lectura o sobre otra cosa, para no dar ocasión de hablar, a no ser que el superior quisiere por ventura decir unas breves palabras de edificación" (RB 38, 8-9). En aquel tiempo, el superior hacía algunas admoniciones a la comunidad, respecto a la lectura, mirando a su edificación, pero las comunidades eran en aquel tiempo reducidas, y más tarde, cuando empezaron a ser más numerosas, desapareció la costumbre, porque era fácil caer en palabras ociosas. "El lector semanero tomará vino con agua antes de empezar a leer por razón de la santa comunión..." (RB 38, 10). En tiempos de San Benito, el que iba a leer, pronunciaba palabras santas, por lo cual era como el que servía en el altar y recibía la comunión en domingo. Pero ahora tomaba algo para no estar en ayunas cuando leía y pudiera desmayarse, y sin duda San Benito pensaba también que después de recibir la comunión, todos los creyentes debían guardar una cuidadosa vigilancia sobre sí, y sobre todas las cosas.
COMENTARIO DEL TRADUCTOR
20. Advierte que la costumbre según la cual los superiores hacían algún comentario sobre la lectura de la mesa, era inexistente ya en su tiempo.
Volviendo a la bebida que se daba al lector de la mesa a causa de la comunión (ver Ex 18), Hildegarda parece interpretarlo de manera que, habiendo ayunado antes de la comunión, sin duda necesitará comer para tener fuerza al hacer la lectura: una verdadera hazaña que sin duda requería mucho esfuerzo en los tiempos anteriores al micrófono.
El paralelismo que describe entre leer la palabra sagrada y servir en el altar es una reminiscencia del paralelismo que hace San Benito entre los utensilios del monasterio y los vasos del altar (RB 31, 10). Aunque diga que San Benito quiere que aquellos que han recibido la comunión se mantengan más cuidadosos de ellos mismos, y esta interpretación sea interesante, su relación con el contexto no está clara. Quizás quiera decir que la comunión debe disponer la mente para la lectura de los libros sagrados.
En su última frase, parece decir que sólo aquellos que sirven en el altar con regularidad recibían la comunión los domingos.
21. La medida de la comida [RB 39]
"Serán, pues, suficientes para todos los hermanos dos manjares cocidos (RB 39, 3). "Cocidos" se refiere a los alimentos que se toman después de haberlos pasado por el fuego, cogiéndolos con utensilios para no quemarse. Y después: "...Si es posible tener fruta o legumbres tiernas, añádase un tercero" (RB 39, 3) refiriéndose a judías o guisantes o cualquier cosa semejante que pueda recogerse tierna en los campos, lo mismo que la fruta se coge del árbol; por lo cual dice que se dé a los hermanos sin cocer como un tercer plato, pero sin la piel. En este tercer plato, se incluyen también el pescado, el queso y los huevos; y si San Benito no los menciona explícitamente es porque sabía bien que los monjes no debían abstenerse de ellos; esa es la razón de que ni los prohíba ni los mencione explícitamente. Después escribe: "Todos, por lo demás, han de abstenerse absolutamente de comer carne de cuadrúpedos, a excepción de los enfermos muy débiles" (RB 39, 11). No menciona las aves porque no prohibía que las comiesen los sanos. Y esto lo permitía San Benito, sin duda, porque, siendo entonces el camino de vida monástico poco corriente, y no muy perfeccionado, no tuvo por conveniente prohibirles en absoluto que comieran carne, y les permitía el uso de las aves.
COMENTARIO DEL TRADUCTOR
21. Se explaya en la interpretación de RB 39. A los dos platos de verduras cocidas y un tercer plato de fruta y verduras frescas, añade pescado, queso y huevos. Para ello invoca su principio de dejar a la discreción de los seguidores de Benito lo que él no prohíbe o manda. No obstante, sin reparo, hace ver que San Benito permite comer carne de aves (ver Ex 19), sólo como una concesión que pudiera suprimirse en tiempos posteriores.